Su aroma cálido y envolvente evoca al instante la campiña italiana y el sol del mediodía mediterráneo, recordando el olor fresco y terroso de las colinas boscosas de la toscana. Su perfume sublime y majestuoso crea un crescendo de cítricos vibrante e intenso, inflamado por plantas aromáticas y realzado por maderas sofisticadas y sensuales.
El frasco geométrico tallado está equilibrado en la parte superior por una corona de una maestría compleja. Cada tapón es único, elaborado a mano. La corona se cubre con partículas de oro de 24 quilates y luego se envejece individualmente con una pátina especial. Sobre el frasco, la letra k coronada evoca el símbolo tradicional de la realeza, pero con una sencillez audaz, sorprendentemente contemporánea.
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